El principal premio de un montañero o escalador suele ser el acceso a la cumbre y el segundo premio, que podría considerarse quizás el más importante, llegar a la base sano y salvo. En mi tierra la base de todas las ascensiones están en un bar: llegar al bar con los compañeros y celebrar este segundo premio con alguna bebida “espirituosa”.
Sin embargo, algunas personas entienden que, además de los dos premios anteriores que suelen ser privados, hay que dar otros premios más públicos de reconocimiento. En este caso se encuentran los Piolets de Oro.Los montañeros utilizamos muchos utensilios para acometer nuestras aventuras, sean complejas o sencillas. Entre los artilugios que utilizamos están los mosquetones, los clavos, los fisureros, los friends, los arneses, estribos, cintas, cuerdas, crampones o piolets entre otros. Todos los materiales que utilizamos suelen ser cada vez más ligeros y adaptados a la naturaleza por donde nos movemos, sin embargo, ahí están los Piolets de Oro… ¿Quién los necesita? Apare de caro, no debe de ser muy seguro pues el oro es el metal más maleable conocido en la naturaleza y esto es una cualidad nada aprovechable para el montañismo. Vamos, un peso inútil en la mochila. Sin embargo hay unos Piolets de Oro que tienen un significado diferente y no sirven para subir a la montaña… Los otorgan cuando ya has bajado como reconocimiento insólito para algunos montañeros especiales y que, quizás, puedan servir para ”subir la moral” aunque esto está asumido por la mayoría de los montañeros de forma natural.
Los Piolets de Oro son un premio de montañismo que se otorga desde 1.991 y lo da la revista francesa “Montagnes”. A lo largo de su trayectoria han evolucionado algo enfocándose en dos objetivos concretos: La escalada más espectacular del año o el reconocimiento a la trayectoria concreta a lo largo de su vida de algún montañero especial. Entre las escaladas ha habido muchos premios otorgados a muchos alpinistas y entre las trayectorias, son muchas pero podríamos destacar a varios personajes excepcionales como Walter Bonati (el primer premiado en esta categoría), Reinhold Messner o Doug Scott entre otros muchos.
En 2021 se han otorgado, una vez más, los Piolets de Oro:
Uno se le ha otorgado a Ethan Berman (USA) y Uisdean Hawthorn (UK) por la primera escalada de la Cara del Emperador, en el pico Robson (3954 m s.n.m.) en las montañas Rocosas Canadienses.
Otro se le ha otorgado a Pierrick Fine y Symon Welfringer (Francia) por la ascensión al pico Sani Pakkush (6952 m s.n.m.) en el Karakorum por una vía nueva y desconocida.
Y además a Silvia Vidal, en solitario, que se le ha otorgado como reconocimiento su contribución al montañismo con extremadas escaladas en solitario durante más de veinte años.
De los dos enfoques a los que se les otorgan los Piolets de Oro: la escalada más espectacular o la trayectoria de los montañeros, la verdad es que el jurado no debía tener muy claro donde catalogar a la catalana Silvia Vidal y sus proezas, pues ha mezclado escaladas espectaculares en solitario con su trayectoria singular en la dificultad de los accesos y en realidad no se sabría muy bien donde meterla.
No se le ha reconocido por una ascensión en particular, como es lo habitual, que ella tiene muchas ascensiones espectaculares a sus espaldas, ni por una vida dedicada al montañismo, que también podría ser ya que ha recorrido zonas inhóspitas del planeta en solitario con un objetivo concreto como es la escalada. Una trayectoria que mezcla de todo un poco en sus aventuras personales, pero en la que su principal objetivo es llegar en solitario a su destino y resolver sola problemas todos los problemas de acceso o transporte de material que otros hubiesen resuelto con un equipo colaborador. En el caso de Silvia, gran parte de sus ascensiones las ha logrado en completa soledad, luchando duramente por llegar a su destino y, una vez en él, efectuar la escalada en la más absoluta soledad con todas las medidas de seguridad necesarias. A Silvia Vidal Los Piolets de Oro le han hecho un merecidísimo reconocimiento a su peculiar forma de enfocar la montaña y la escalada. Es obvio que se le haya otorgado en solitario pues es una de las principales cualidades de Silvia: su soledad en sus aventuras.
No sólo es singular Silvia por sus ascensiones en solitario, en zonas inhóspitas y extremas de lugares alejados de la civilización en países como Alaska, Canadá, Chile, India, Mali, Pakistán o Perú., sino que además ha escalado enormes muros con una autonomía total, sin radio, sin móviles, sin GPS, es decir, en absoluta incomunicación con el resto del mundo. Un caso único en el montañismo y todo un singular ejemplo en el mundo montañero y de la escalada.
Finalmente, y mirándolo fríamente, uno llega a pensar que un Piolet de Oro puede no ayudar mucho en los recorridos que hace Silvia para llegar a sus destinos, sobre todo por el peso del mismo que invita a verlo como un trasto inútil… pero sí puede reconfortar mucho el recuerdo del reconocimiento público en tantos momentos de soledad extrema.
Quizás éste haya sido el reconocimiento más singular que se haya hecho en los 30 años de historia de los Piolets de oro, el reconocimiento a Silvia Vidal.
Anotaciones
Silvia Vidal
Nacida en Barcelona, en 1970 es una escaladora y alpinista española que convierte su actividad en una auténtica exploración. Se la conoce por sus éxitos en el más absoluto solitario dentro de la montaña en regiones remotas como las montañas de Pakistán, India, Patagonia o Alaska. Además es la primera española a la que se le ha otorgado el “piolet de Oro”.
Su principal filosofía en la montaña es actuar en solitario, con objetivos complicados y lejanos y sin apoyo de ningún medio de comunicación no GPS de orientación.
El GPS o Sistema de Posicionamiento Global es un sistema tecnológico que utiliza una red de satélites para recibir información de la ubicación sobre la superficie terrestre con dispositivos como son los teléfonos móviles actuales, lo que ha dado, en los últimos años, un “poder” a los usuarios para conocer su posición, bastante exacta sobre la tierra.
Los Piolets de Oro
Son premios de montañismo que se otorgan a montañeros por alguna actividad especial o por una trayectoria singular en el mundo de la montaña. Son entregados en Chaminix y el jurado está compuesto por la asociación Groupe de Haute Montagne y la revista francesa Montagnes.
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